Una ventaja clave del vidrio laminado es su rendimiento de seguridad superior, lo que lo convierte en la opción preferida en entornos donde la seguridad humana es una prioridad absoluta. A diferencia del vidrio templado, que puede romperse en pequeñas perlas relativamente inofensivas pero que aún pueden dispersarse, el vidrio laminado retiene los pedazos de vidrio rotos en la capa intermedia, evitando que caigan o salgan volando. Esta característica es particularmente valiosa en áreas de mucho tráfico, por ejemplo, en escuelas, hospitales o centros comerciales, donde los impactos accidentales (como niños que chocan contra puertas de vidrio o compradores que derriban expositores) podrían causar lesiones. Además, el vidrio laminado ofrece excelentes capacidades de aislamiento acústico: la capa intermedia viscoelástica absorbe las ondas sonoras, especialmente el ruido de frecuencia media a alta (como bocinas de tráfico, sonidos de construcción o conversaciones fuertes), lo que reduce la transmisión de ruido entre los espacios interiores y exteriores. También proporciona una protección UV mejorada: la mayoría de las capas intermedias de PVB o EVA bloquean el 99% de los dañinos rayos ultravioleta (UV), evitando que los muebles, pisos y obras de arte se desvanezcan debido a la exposición al sol y, al mismo tiempo, protegen a los ocupantes del daño cutáneo relacionado con los rayos UV. En comparación con el vidrio de un solo panel, el vidrio laminado también tiene una mejor resistencia estructural, lo que le permite soportar mayores cargas de viento e impactos de escombros durante tormentas o huracanes, lo que lo hace adecuado para regiones costeras o con fuertes vientos.